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miércoles, 19 de noviembre de 2025

¿Cuántas veces pagamos por reciclar un simple envase de plástico? Spoiler: más de las que te imaginas

Hay preguntas que solo pueden surgir cuando uno mira al cubo amarillo con mala cara. Una de ellas es: ¿cuántas veces pagamos realmente por reciclar un envase de plástico? Porque aquí, entre planes verdes, tasas municipales, impuestos especiales y depósitos con retorno, uno empieza a sospechar que el reciclaje ya no es un servicio… es una cadena de peajes.

Vamos por partes.

1. El fabricante paga. Y no poco.

Solo por poner un envase en el mercado, la empresa tiene que soltar la “tarifa ambiental” (RAP), que financia la recogida y selección. Para una botella de PET, estamos hablando de unos 0,36 €/kg.
¿Que usa plástico virgen? Pues toma otra: 0,45 €/kg de impuesto especial.
Resultado: antes de que el envase llegue al supermercado, ya ha pasado por caja dos veces.

2. El sistema de recogida también cobra.

Ecoembes declara que recoger y seleccionar los envases cuesta en torno a 0,43 €/kg.
Interesante: esa cifra es muy parecida a lo que pagan los productores por la tarifa RAP.
¿Casualidad? ¿Simetría contable? ¿O el reciclaje funciona con contabilidad circular, como la economía?
El caso es que el sistema siempre cobra: o directamente, o a través de la empresa que te vende la botella.

3. El consumidor… también paga. Aunque le digan que no.

Aquí viene el truco de trilero: “Esto lo paga el productor”.
Sí, claro. Como si las empresas fueran ONG.
Todo euro que suelta el productor acaba en el precio final. Punto.

Y aún falta la guinda: el SDDR, el sistema de depósito que viene en camino.
Tú compras tu botella y pagas, pongamos, 10 o 15 céntimos de fianza. Si la devuelves, perfecto: recuperas lo tuyo. Si no… el sistema se queda el dinero.
Otra vuelta de tuerca: ahora el consumidor adelanta el coste del envase, aunque se lo devuelvan (si se acuerda, si tiene tiempo, si no le pilla lejos…).

4. Y mientras tanto… el reciclador ingresa.

El residuo que tú entregas gratis se vende.
Las balas de PET postconsumo se pagan a unos 150–170 €/t.
No es una fortuna, pero suma.
Tú pagas para que recojan el envase, pagas para que lo gestionen, y al final otro cobra por venderlo.
Maravilloso.


El resultado es evidente: pagamos tres veces por la misma película.

  1. Primera vez: el productor paga tarifas e impuestos (que tú asumes vía precio).

  2. Segunda: tú pagas tasas de basura municipales, que cubren parte del servicio de gestión.

  3. Tercera: pagas el depósito si hay SDDR (aunque recuperable).

Eso sin contar el sobrecoste indirecto en cada eslabón.
Y todo para reciclar un envase cuyo valor real, en el mejor de los casos, es de 0,4 céntimos.

Pagamos en euros por reciclar algo que vale céntimos.

Eso sí que es economía circular: el dinero siempre vuelve… pero a los mismos. 

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