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domingo, 27 de enero de 2019

Reflexiones tras el Valencia - Villarreal 2019

Todo puede pasar en el mundo del fútbol, pero más allá del juego que desplegaran lo jugadores ayer (26/01/19) contra el Valencia, que no pude ver, hay un hecho que marca lo que está ocurriendo en la plantilla del Villarreal.

Las palabras de Asenjo en la entrevista al final del partido vinieron a decir que mientras no haya once ‘guerreros’ sobre el césped, no se podrá revertir esta situación.

Estas palabras me dieron la impresión de un gran disgusto de nuestro portero hacia el resto, o parte del resto, de la plantilla, ya que directamente les estaba acusando de no dar el ciento por ciento de sus posibilidades.

Nos referimos, normalmente a los futbolistas como ‘jugadores’, y debemos recordar aquello de que en el juego lo importante es participar, independientemente del resultado, y da la impresión de que así se lo están tomando. Pero llega un momento en que hay que exigirles algo más.

Como ‘profesionales’ que son, no basta con que ‘jueguen’, deben ’trabajar’ y en el trabajo ya no es suficiente su participación, deben hacerlo bien, no solo bien, y diría excelente, ya que sus jornales así lo exigen, y si no son capaces de cumplir con lo que se les demanda, que no cobren.

Asenjo va más allá, pide once ‘guerreros’, el guerrero se prepara cada día para la guerra, se esfuerza al máximo, aprende nuevas estrategias, las interioriza y es capaz de realizarlas instintivamente, porque sabe que en la guerra solo tendrá una posibilidad de sobrevivir, y es venciendo al contrincante.

En estos momentos esta es la actitud que se debe esperar y exigir a la plantilla, la del guerrero. Que pongan todo su esfuerzo y empeño en cada entrenamiento para que el próximo partido no nos dejemos ni un punto, y a partir de ahí, todos los domingos igual hasta que la situación se haya normalizado. Y cuando digo ‘normalizado’ No me refiero a estar en puestos de Europa Leage, como ya nos viene acostumbrando. Para mí, esta temporada, normalizar la situación sería no sufrir para mantener la categoría.

En cualquier caso: ¡Endavant Villarreal!

miércoles, 2 de enero de 2019

Nochevieja en la Plaza Mayor


Recuerdo que en mi adolescencia y juventud, tanto cuando celebrábamos las Nochevieja con la familia como, posteriormente con los amigos, las doce de la noche nos daba en la Plaza Mayor, donde nos reuníamos mucha gente, pandillas de jóvenes, grupos de matrimonios con sus hijos y hasta lo que a nosotros nos parecían viejos, que seguramente tendrían como mucho mi actual edad (y yo ahora me siento joven, lo que son las cosas).

Debido al alboroto que se formaba y al bajo sonido del reloj del Ayuntamiento, apenas podían oírse las campanadas, pero con un poco de buena voluntad e imaginación, a la hora exacta del cambio de año, nos tomábamos las uvas y un buen trago de champán. Algunos hasta se traían su copa. 

Rara era la vez que por accidente o por los excesos de alcohol, alguna de las botellas o de las copas, no terminaba en el suelo rota. Al principio era sin intención, pero yo no sé de qué manera el tema se fue desmadrando, y los últimos años las botellas ya se rompían con intención, es más, con mala intención, ya que se lanzaban al aire y con la cantidad de gente que había, lo más normal era que le cayera a alguien encima.

Quizás fueron estos desmadres los que terminaron con una fiesta que con un poco de civismo hubiera perdurado hasta hoy.

De todo esto hace más de cuarenta años (ya son años).

Desde entonces la Nochevieja la hemos celebrado de muy diversas maneras, según las circunstancias de cada momento, en casa, en el maset, en restaurante del pueblo y de fuera, en fin, ya digo, cuarenta años que dan para mucho.

El caso es que este año, también las circunstancias, nos han hecho quedarnos en el pueblo, y como éramos los mismos amigos que nos reunimos en fiestas, decidimos hacerlo en la peña, y como está cerca de la plaza Mayor, pensamos en acercarnos a tomarnos las uvas al son de los toques del reloj del Ayuntamiento.

Previamente había intentado sondear y calentar el ambiente por medio de Facebook. La idea de retornar a la plaza parecía que tomaba forma, la gente participaba en la conversación recordando tiempos pretéritos. Yo creía que habría una buena cantidad de personas, pero la verdad es que fue un verdadero fracaso.

Faltaban pocos minutos para las 12:00 y en la plaza no había nadie, al menos nadie que estuviera con la intención de celebrar fiesta del cambio de año. Solo había algún transeúnte que pasaba por casualidad.

De repente, como si aparecieran de la nada, un grupo de gente por una calle, otros por otras, una cincuentena de personas en el centro. Poca gente para tanta plaza. 

Imagen tomada desde webcamvillarreal.pfont.eu
Faltaban segundos para las 12. Sentíamos expectación por ver que sonido nos marcaba la entrada de 2019. El reloj del campanario deja de sonar todas las noches a las 23 h y retoma su cántico de horas a las 7 del día siguiente, esto se hace así para no molestar el sueño de los vecinos, y se agradece, así que tenía que ser el reloj del Ayuntamiento, que aunque fuera a poco volumen, esperábamos oírlo, pero no. Cuando los móviles marcaron la hora, sin ningún toque de campana comenzamos a tomarnos las uvas o gajos de naranjas en algunos casos (igual deberíamos cambiar la tradición, más que nada porque aquí se produce más naranjas que uva).

Aunque la fiesta dicen que se la hace uno, la verdad es que el ambiente y las compañías ayudan mucho, y en este caso resultó ser muy sosete.

Todo esto lo escribo porque si la gente lo lee y cree que es buena idea retomar la tradición de las uvas (o gajos) en la plaza, tenemos todo un año para reorganizarlo y pedir al Ayuntamiento, y a su departamento de tradiciones que hagan algo al respecto.

En cualquier caso, el año que viene nos vemos en la Plaza Mayor.

Por cierto, se aceptan ideas...

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