El velo islámico.

Nuestra Plaza Mayor, como tantas plazas de tantos pueblos, es centro de reunión de gentes que, al salir de casa y sin tomar conciencia de sus pasos, cuando se dan cuenta han llegado a ella. Será por aquello de que “todos los caminos llevan a Roma”, en este caso a la Plaza.

El caso es que, asomado a mi ventana, desde donde tengo el ordenador, puedo observar este ir y venir de personas.

Personas de toda clase: altas y bajas, rubias y morenas, de Villarreal o foráneas, católicos o no, desde los más jóvenes a los más viejos, vestidos de mil formas y colores; sea cual sea su condición, todas se entremezclan, se saludan, comentan, en una palabra “conviven”.

Pero en algún momento, alguna de ellas nos llama la atención. Son personas que podrían pasar inadvertidas entre las otras, mezclarse con ellas, formar grupo y convivir, pero algo las diferencia, las aparta; se trata de su velo islámico.

Con su velo van pregonando, “Yo no soy de aquí”, “Yo tengo una cultura diferente”, “Yo soy de otra religión” y lo que es peor, “Yo no me quiero mezclar con vosotros”.

A mi, personalmente, me da pena ver que están solas, que nadie las saluda, que viven como ignoradas, es más, como repudiadas. Me gustaría que fuéramos todos más comprensivos con ellas, incluso sin comprenderlas, que fuéramos más caritativos y que las aceptáramos, sin ningún pero.

Yo no se que les enseñan en sus escuelas para mantener una actitud tan radical en este sentido, ya que por su parte también deberían darse cuenta de estas circunstancias que les impide integrarse en una sociedad que ellas han escogido para vivir, ya que han venido porque han querido, nadie las ha llamado.

Imagino que en el caso de las mujeres, que como observáis es sobre las que estoy escribiendo, puede influir mucho el miedo a sus maridos o padres, pero... ¿y estos?, ¿Qué les hace mantener sus actitudes diferenciadoras?. Acaso sea la fe que profesan. No se, ahora podría derivar mis comentarios hacia los temas religiosos, pero estos son muy espinosos, ya que cada persona tiene sus creencias y son difíciles de cambiar. Prefiero no entrar en ellos.

El caso es que el velo islámico, que es lo que nos ocupa, esta siendo motivo de debates a los más altos niveles de la política internacional, hasta se está legislando su uso en muchos países de Europa.

¿Qué tiene esta prenda que tanto nos molesta?. En realidad el velo es como el tradicional pañuelo que muchas mujeres usan para cubrir sus cabezas protegiéndolas del viento, por adorno o, durante muchos años, para entrar en las iglesias. Lo que realmente repelemos es el tipo de velo denominado “niqab” que deja entrever los ojos y el “burqa” que incluso cubre estos, y es que con estos velos no se puede reconocer quien se esconde tras ellos, con todas las implicaciones de seguridad que ello conlleva. Y sobre todo nos molesta lo que comentaba anteriormente, esa forma de decirnos “Yo no me quiero mezclar con vosotros”.