Los primero recuerdos que yo tengo al respecto de la chulla, se remontan a hace más de cuarenta años.
Por aquel entonces, era más habitual que ahora celebrar fiestas de calles o barrios, y mientras en algunas se podían permitir hacer algunos festejos, recuerdo la calle San Joaquín y Santa Ana; en otros se limitaban a la reunión de los vecinos en una cena de hermandad, consistente en una cazuela de carne con patatas cocida al horno. Entre sus ingredientes figuraban los piñones, que a los niños nos gustaban especialmente.
Esta costumbre fue cayendo en desuso a medida que las fiestas de calle fueron desapareciendo, hasta que en algún momento se recuperó para las fiestas patronales, donde lo que se reunían ya no eran los vecinos, sino las peñas.
Este acto festero fue muy bien acogido por la población, perdurando hasta ahora, con lo que los grupos de gente que se reúnen a comer la chulla son de lo más variado, peñas (como he dicho), vecinos, amigos, familias, ... El denominador común para esta cena es la carne, pero la preparación varía en función de las posibilidades o las ganas de hacer un fuego o no.
Así, nuestra ciudad se llena de hogueras, que se van convirtiendo en brasas para asar cantidades de carne y llenar de este peculiar aroma toda la ciudad, pero también se ven personas que sacan sus cazuelas de barro, guisadas como antaño, aunque ahora, normalmente, en sus hornos caseros, a gas, a aire, eléctricos,.... . En última instancia están los que como yo, prefieren reunirse en algún restaurante para deleitar las sabrosas carnes que saben preparar.
Ayer concretamente, tras hacer un intento de cenar en el Asador Casa Vicente, (detrás del Ayuntamiento), el cual estaba completo, nos decidimos por El Gaucho, un asador argentino ubicado en la Plaza Colon, junto al mercado.
Pues tengo que decirles lo bien que cenamos, y la cordialidad con que fuimos tratados por los dueños. Como no sabíamos que es lo que solían preparar, nos dejamos aconsejar y nos sacaron, un “matahambres”, que es un preparado de carne con espinacas y no se que ingredientes más, que se come frío y que estaba muy bueno, también probamos unas empanadillas, también de carne, como no; una buena ensalada, que no puede faltar, y por fin el plato fuerte, una parrillada que contenía mucha y de muy variados tipos de carne, que podíamos condimentar con el tradicional “all i oli” o una salsita típica que llaman “chimichurri”. Todo ello regado con un vino argentino de lo más agradable. Por supuesto con la cervecita de entrada, y los postres, café y chupitos del final.
En fin, como ven, hay variedad de alternativas a la hora de comer la chulla, así que para las próximas fiestas, que nadie se quede sin su chulla.
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