Supongo que a estas horas (23:53) muchos de los que han visto el partido estarán escribiendo sus crónicas para periódicos y noticieros televisivos, Cada uno analizará la bondad o desgracia de su equipo y las diferentes actuaciones de cada jugador.
Yo, por mi parte y a pesar de la imagen dada por el Villarreal, quiero romper una lanza a favor de los jugadores que defienden nuestros colores.
En primer lugar quiero resaltar que delante teníamos a un gran equipo y que a pesar de su grandeza y de que el resultado podría haber sido más abultado, no lo fue gracias al esfuerzo de los amarillos.
Hay una premisa en el mundo empresarial que dice que cada persona ocupa un escalafón inmediatamente superior al que realmente le corresponde por su capacidad laboral. No creo que necesite demasiada explicación, pero por si alguien no lo capta lo aclararé. Cuando un peón es bueno lo suben a capataz, si sigue cumpliendo bien lo suben a jefe de obra y así hasta que llega a un punto en que ya le viene grande, en ese puesto se queda.
En el fútbol, en nuestro caso, tenemos jugadores que han seguido esta premisa. Eran buenos en Segunda A y se les subió al primer equipo, ahora estamos en Champions y siguen jugando, pero hay que reconocer que a pesar de toda su buena voluntad, estos partidos les vienen muy grandes. Y no es culpa suya, ellos venden lo que tienen, pero no tienen más. Quizá sería una obra de caridad no hacerles jugar estos partidos, pues ellos saben que no están a la altura y lo deben pasar fatal.
Hoy he visto a muchos aficionados salir del campo decepcionados, hablando mal del equipo, del entrenador y de algunos jugadores en particular. Pensemos que si el equipo está en Champions es gracias a ellos, y no gracias a nosotros.
De momento y a pesar de los resultados que se vayan dando tenemos asegurados una serie de partidos de altísimo nivel. Disfrutemos de ellos, animemos al equipo y apoyemos al presidente. Es la única forma de que este equipo siga formando parte de la historia del fútbol mundial.
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