Villarreal está en crisis.

Desde hace algunos meses, los medios de comunicación nos vienen bombardeando con la palabra crisis. Todos la hemos oído relacionada a EE.UU., Europa, España,... y porqué no, también a Villarreal.

La prosperidad que llegó a nuestra ciudad de la mano de la agricultura, y más concretamente del cultivo de la naranja, impulsó a muchos de los villarrealenses a reinvertir los excedentes de esta producción en la industria tan floreciente en otros lares.

Si nuestros vecinos de Onda o de Alcora, sin ir más lejos, tenían fábricas de azulejos o de cerámica y les iba bien, porqué nosotros no podíamos disfrutar de este pastel.

La cuestión es que nos metimos de lleno, y tan de lleno que en relativamente pocos años, nos hicimos los dueños de los mercados nacionales e internacionales. El negocio iba viento en popa, para que perder el tiempo y el dinero en un negocio cada vez más ruinos, como se venía convirtiendo el de la agricultura.

Antaño en todas las familias entraban jornales provenientes de la agricultura, ahora rara es la familia que gana algún euro con ella, más bien lo pierde si mantiene productiva alguna parcela; en cambio todos tienen algo que ver con alguna azulejera, o con alguna empresa satélite de estas, pues vistos los tintes que tomaba el negocio, los más listos de la clase supieron diversificar el riesgo, y abrir fabricas de productos relacionados, como bañeras de todas las formas y colores, muebles de cocina, pinturas, ..., pero todas tenían algo en común; estaban destinadas a las viviendas.

Y viviendas las había, de caras y de más caras, pues en tiempos de bonanza la demanda superaba la oferta, todo se vendía al precio que fuera y además los bancos haciendo su agosto, se hincharon a dar préstamos.

Estaba cantado que esto no podía durar. Las deudas de las familias superaban sus ingresos, los bancos prestaban más de lo que captaban en depositos, ya no quedaba dinero para alimentar esta economía devoradora.

Se acabaron los préstamos, era hora de recaudar. Sin préstamos las familias no pueden acceder a las promociones de viviendas que hay en marcha, es más hay familias que habiéndose comprometido en la compra de alguna, tienen que renunciar a ella sacándola también a la venta, a esto hay que sumar las que ya se compraron con fines especulativos. El resultado, muchas viviendas por vender y poco dinero para comprar. Los promotores paran sus obras, en el mejor de los casos, terminan las que tienen en marcha y no comienzan otra.

Estoy hablando de todo el mundo desarrollado, por lo que todo el azulejo y derivados que se produce en nuestra comarca en general y en nuestra ciudad en particular, se queda sin salida.

Si ya los empleados de la construcción se estaban quedando sin trabajo, ahora son los empleados de las azulejeras los que tienen problemas, pero es que todos estos daban de comer a las pequeñas tiendas de la ciudad, donde compraban su ropa, sus zapatos, la comida, algún electrodomestico, incluso sus coches.

Evidenemente hay que seguir comiendo y vistiendo, pero ahora se mira más el ticket de la compra y por supuesto se prescinde de otros caprichos innecesarios que eran el sustento de otras familias.

Realmente, podemos afirmar que Villarreal está en crisis. No nos dimos cuenta de que esto ocurriría con el tiempo suficiente para buscar soluciones anticipadas, pero yo confío en mis conciudadanos, seguro que tenemos la capacidad para salir de ésta. Habrá que echarle imaginación, esfuerzos, dinero y confianza. Animaos a publicar ideas, seguro que alguna será buena y podrá ayudar a alguna familia a superar su crisis.