Esto es muy grande.
Si difícil es mantenerse entre los poderosos del fútbol
español, mucho más difícil es caer y volver a levantarse en una sola temporada
y nuestro club lo ha hecho por segunda vez en su historia.
Para una población como Villarreal, la llegada de Fernando
Roig poniéndose al frente del Submarino ha sido una chispa que ha dado vida a
las tardes de los domingos.
Tras quince años codeándose con los grandes, hoy no podemos
imaginarnos los fines de semana sin estar pendientes del partido, bien yendo al
campo cuando juega en casa o buscando donde poder verlo por la tele cuando lo
hace fuera, y no estoy hablando de las personas que tradicionalmente son
aficionadas al deporte rey, me estoy refiriendo a personas de toda índole,
hombres, mujeres, niños, jóvenes, maduros, ancianos, ricos, pobres,.... Todo
Villarreal está volcado con su equipo y con su presidente.
Bien es cierto que la costumbre acaba con la ilusión de las cosas. Estos últimos años se notaba como la apatía se apoderaba de las gradas y no se vivían los partidos con la misma ilusión que cuando estrenamos la categoría, por ello hay que hacer bueno el refrán de “No hay mal que por bien no venga”, ya que después del amargo descenso que nos puso los pies en el suelo y nos recordó la humildad con que afrontábamos los primeros partidos en la Liga de las Estrellas, en que lo importante era poder estar ahí y mantenerse; la posibilidad del ascenso que se fue vislumbrando con la llegada de Marcelino, nos fue subiendo la moral; la gente volvía a ir al Madrigal esperando que el milagro se volviera a repetir y la euforia se apoderó de nuevo de las gradas, siendo estos últimos partidos, con la masiva asistencia de público, incluso en los desplazamientos, una verdadera fiesta que, por fin a culminado con el apoteósico ascenso prometido por Fernando Roig.
Esta próxima campaña y tras recordar la humildad de nuestro
club, no por ello menos grande, volveremos a medirnos con los importantes,
volveremos a disfrutar viendo el fútbol de las estrellas; espero que la afición
estemos a la altura que se nos exige, animando a los nuestros, respetando a los
rivales, tanto jugadores como afición y dando una vez más una lección de saber
estar desde Villarrela a todo mundo del fútbol.
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