Después de mi anterior escrito sobre el llamado “basurazo”, me he quedado con la sensación de que muchos vecinos de Vila-real pensamos lo mismo: que esta nueva tasa de residuos es injusta, mal planteada y, sobre todo, innecesariamente gravosa. Pero como parece que al Ayuntamiento no le basta con el malestar general, he querido ponerlo por escrito en una carta dirigida al propio consistorio. Una especie de “ya está bien”, por si a alguien le queda algo de sensibilidad en el despacho de la plaza Mayor.
En mi carta, que he registrado formalmente en el Ayuntamiento, expreso algo que me parece de puro sentido común:
Si el servicio de basuras ya estaba incluido en los presupuestos municipales —que se financian con el IBI que todos pagamos—, ahora que se cobra aparte, lo lógico sería descontar del IBI el mismo importe.Lo contrario es una doble imposición en toda regla.
No puede ser que el Ayuntamiento diga que “no hay más remedio” que cobrarnos esta tasa, mientras mantiene sin tocar el resto de impuestos. Cumplir la ley no significa sangrar al contribuyente. Cumplir la ley también puede significar buscar fórmulas más justas, compensar al vecino, o al menos explicarle con transparencia qué se está haciendo con su dinero.
Lo que más molesta no es pagar, sino no saber por qué se paga tanto y para qué. Nadie nos ha enseñado la memoria económica que justifique el coste real del servicio. No sabemos cuánto cuesta recoger, transportar y tratar los residuos en Vila-real, ni cómo se ha calculado la cantidad que corresponde a cada vivienda. Todo se aprueba y se comunica como una obligación inevitable, y ya está.
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