Con cuánta frecuencia oímos
referencias a la libertad de expresión cuando alguien intenta justificar frases
criticadas por otras personas.
Cualquier opinión política está
justificada y hay que respetarla, aun cuando no se comparta en aras a la
libertad de expresión.
También la libertad de expresión
permite opinar libremente sobre temas religiosos, o al menos debería, porque si
el tema tiene que ver con los musulmanes el miedo nos ata la lengua, o las represalias
pueden ser trágicas.
Ahora, estos días es el colectivo
LGBT (Lesbianas, Gays, Bisexuales
y Transexuales)
el que, haciendo uso de su libertad de expresión, se está manifestando
públicamente para que todos sepamos lo orgullosos que están de su condición
sexual.
Bueno, son logros sociales que de
alguna manera suman libertades al pueblo. Supongo que será bueno.
Ahora, digo yo, si las libertades
son buenas para todos, ¿Por qué no se puede opinar sobre este tema?, ¿Por qué
cuando alguien defiende una postura que para ellos no es la correcta, se le
critica tanto?, ¿Por qué no se respeta su libertad de expresión?
Nadie dice que se tengan que
hacer caso de estas opiniones, de hecho ningún heterosexual se convierte en
homosexual por el simple hecho de oír a estos comentar sus bondades, ni al
contrario, ningún gay se convierte en hetero convencido por uno de estos. Por
ello, por más que se hable en contra de los LGBT, déjenles hablar, respeten su
libertad de expresión y no se preocupen tanto, que por más que digan no van a
cambiar sus tendencias.
Yo puedo estar a favor o en
contra de las prácticas sexuales del colectivo LGBT, puedo respetarlas, pero no
compartirlas.
En mi caso, me declaro heterosexual, y me parece una cosa tan normal que ni siquiera considero que deba estar orgulloso de ello, pero no voy manifestándolo por la calle. Llegados a este punto, ¿Por qué debe parecerme bien que este colectivo manifieste públicamente estas conductas sexuales?, ¿No entienden que, a pesar de que con toda mi buena voluntad les acepte, estos actos pueden ofenderme o molestarme?
Estas tendencia no las han
inventado ahora, toda la vida las ha habido, y de algún modo (quizá tengan
razón en lo de la represión) lo han vivido, como todos, dentro de sus casas, en
la intimidad de sus círculos, y nadie ha ofendido a nadie, ni nadie ha tenido
que pagar las fiestas de nadie.
Las libertades de unos terminan
donde comienzan las de los demás.
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