Ayer, 17/08/11, resonaron los ecos de las Jornadas Mundiales de la Juventud en nuestra ciudad.
Un grupo de jóvenes, al parecer de una parroquia Granadina, tomaron la Plaza Mayor con sus bailes al son de cánticos y plegarias dirigidas al Señor.
Durante más de una hora alegraron a la mayoría de los transeúntes que se paraban para contemplar lo poco que necesitan estas personas para ser felices.
Karl Marx decía de la religión que era el opio del pueblo y la verdad es que es posible que tuviera algo de razón, pero mirémoslo por la parte positiva, ella, como en opio, nos ayuda a ser felices, conformándonos y aceptando las penurias en nombre de Dios.
No es que tengamos que comportarnos como corderos llevados al matadero y no pelear por mejorar nuestra condición humana, pero muchas veces en las que somos incapaces de hacerlo, no está nada mal tener una excusa o una creencia donde aferrarnos y hacer las penas más llevaderas.
No entiendo la postura de algunas personas que critican las manifestaciones religiosas. Cada cual puede tener la suya y todas son respetables; en cambio si que entiendo y comparto las críticas a los despilfarros económicos que en ocasiones esto conlleva, y más cuando hay tanta gente necesitada a la que se podría aliviar con estas despesas económicas.
Por cierto, como he estado de vacaciones no me he enterado si durante los días en que en Villarreal han estado acogidos estos jóvenes de la JMJ, se ha celebrado algún acto dirigido a los mismos en alguna parroquia de nuestra ciudad, o en San Pascual, que hubiera servido también de promoción turística.
En fin, estas líneas no pretenden ser más que una excusa para colgar estas cuatro fotos que saqué de los jóvenes.
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