Aunque esta página esté pensada para comentar temas relacionados con nuestra ciudad, hay noticias que nos llaman la atención y de las que no podemos abstraernos.
Estos días los periódicos se están haciendo eco de la última publicación de Stephen Hawking «The grand design».
Parece ser, por lo que he podido leer en los mismos, que el afamado científico se ha referido a la necesidad o no de Dios a la hora de explicar la aparición del Universo, y no a la existencia de Dios, como en un principio había aparecido en las noticias.
Si bien esta idea ya se había manifestado en otras declaraciones y escritos del autor, en ningún momento se había posicionado tan claramente en la línea de que es posible explicar el Big Bang sin la existencia de Dios.
Para el científico, es posible explicar la formación del Universo partiendo únicamente de las leyes de la física, en particular, de las leyes gravitatorias.
Evidentemente yo no he leído el libro aun, aunque no lo descarto cuando me sea posible hacerlo en español, pero entiendo que este es buen tema de debate, en tanto en cuanto la idea de Dios parece innata a la condición humana. Incluso los que se definen como ateos, han llegado a esta conclusión en base a una vivencias y reflexiones que les permiten defender esta postura, y que para mi es tan válida como cualquier otra.
De hecho, a lo largo de la historia han existido infinidad de ideas sobre la divinidad y aún hoy, entre los creyentes hay multitud de divergencias, la mayoría de las cuales más que explicar la naturaleza de Dios, lo que tratan es de interpretar sus mandamientos, para vivir conforme a lo que suponemos que espera de nosotros y teniéndolo contento, lograr la salvación.
Así, los fenómenos meteorológicos eran considerados e interpretados como manifestaciones del Todopoderoso que nos castigaba o premiaba por hechos pretéritos inmediato o que estábamos a punto de realizar y no debíamos.
Posteriormente, con la llegada de la escritura, la humanidad se atrevió a poner por escrito las normas de Dios, pensadas para que todos fuéramos “buenos”; los evangelios nos narran la vida de Jesús, y nos lo muestran como hijo de Dios y modelo a seguir.
Otras religiones tienen sus libros sagrados y sus figuras históricas revestidas de un mayor o menor grado de aproximación a Dios, y todos creen ser poseedores de la verdad en este tema.
De cualquier forma, siempre se ha pensado en Dios como algo externo a nosotros, o mejor dicho, que nosotros somos algo externo a Dios.
¿Por que no cambiamos radicalmente la postura y pensamos por un momento que “lo único que existe es DIOS, y que todo forma parte de Él”?.
Nosotros pretendemos explicar nuestro entorno prescindiendo de Él, es decir, nos ponemos como los seres más elevados de “la Creación”, estudiamos unas leyes físicas que explican en la mayoría de los casos, todos los fenómenos que somos capaces de observar.
Hemos estudiado desde los más lejanos lugares del universo hasta las partículas más pequeñas, incluso cuando estas dejan de tener masa y pasan a ser simples destellos de energía (lo siento pero mis conocimientos de física no me permiten explicarlo mejor), y hemos llegado a la conclusión de que todo el Universo, proveniente del Big Bang, en el fondo no es más que un cúmulo de objetos formados por macroconcentraciones de esa energía inicial.
Energía que, por otra parte, todos hemos estudiado que ni se crea ni se destruye, sino que simplemente se trasforma, luego, de algún modo, ya existía.
¿Por qué no buscamos a Dios en esta energía, que es lo único que nos consta que es perdurable?.
¿Por qué no pensamos que esa energía proviene de Dios, y que todo, todos, formamos parte de ÉL, que de Él venimos y a Él volvemos, tal y como han predicho todas las teorías anteriores?.
Pero, no pretendamos reducir a Dios a simple energía, posiblemente sea mucho más, es más; es posible que esta parte que vemos y que estudiamos, que se rige por una leyes físicas en las que nos excusamos para negarlo, sea la parte más ínfima, y el resto quede oculto a nuestro corto entender.
A partir de aquí, se pueden desarrollar toda una serie de elucubraciones, en base a que si Él es consciente de nuestra (el Universo) existencia, si ha querido crearnos o hemos aparecido como parte de una evolución descontrolada. Si realmente importa nuestra (humana) conducta durante lo que llamamos vida, o al final de la misma, nuestra energía volverá a integrarse en el cosmos y a distribuirse por él, sin que nunca jamás volvamos a tener consciencia de nosotros mismos, independientemente de nuestro comportamiento.
Hawking dice que la idea de Dios es redundante, porque, para qué vamos a necesitar un ser superior si el Universo, que es lo más grande conocido ya se explica por si mismo; pero porque vamos a limitarnos a pensar en el Universo, ampliemos nuestros horizontes, y pensemos que este es como un cabello de Dios y que Dios solo necesita seguir creciendo.
Un conocido refrán dice que “los árboles no nos dejan ver el bosque” en este caso podríamos decir que “la Creación no nos deja ver a Dios”.
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