Pasados los días de euforia siguientes a la gran noche de fútbol, ofrecido por el club de nuestro pueblo y vividos con la mayor ilusión por todos los habitantes, aficionados y no aficionados, podemos comentar un poco como ha ido todo, desde el punto de vista de un ciudadano de a pie que lo ha vivido sin moverse de Villarreal.
No siendo la primera ocasión que el club de futbol tiene acceso a las competiciones europeas, cada eliminatoria, cada partido, se afrontaba, pegados al televisor, con la ilusión y la esperanza de ir ganándolas. Más por en hecho de que nos medía a equipos de calidad, con una historia y un bagaje superior a nuestro modesto representante, que por la confianza en que llegáramos a ganar la competición.
Pero las eliminatorias se fueron jugando, las fases se iban superando y así, tras una inimaginable trayectoria dejamos atrás a SIVASSPOR, QARABAG , MACCABI TEL AVIV, SALZBURGO, DYNAMO KIEV, DINAMO ZAGREB y ARSENAL para plantarnos en una final que, no por muy deseada, pudiéramos soñar en alcanzar.
La noticia de que se podría jugar con público desató las, hasta ahora contenidas, ganas de fútbol y los aficionados se animaron a desplazarse hasta Polonia para acompañar a nuestros héroes, y así, en muy poco tiempo, las 2000 entradas asignadas al club, tenían nombre y tuvieron que solicitarse algunas más. Un total de 2100 villarrealenses se preparaban para un viaje seguro con las consabidas PCR’s o test de antígenos perceptivas.
Las llegadas a Gdansk de nuestros conciudadanos llenaban las redes sociales de fotos y videos del gran ambiente que se vivía en la ciudad polaca. Cánticos, saltos, risas, cerveza, alegría a raudales con el mayor de los respetos a la ciudad y a los ciudadanos que en ella moran, dejaban constancia de una afición a la altura del equipo. Que yo sepa, no se reportó ni un solo incidente desagradable ni, mucho menos, delictivo por parte de los de Villarreal.
Llegado el día 26 de Mayo, día del partido, y con él el resto de expedicionarios, los que eligieron la opción de ida y vuelta en un solo día, la ciudad de Gdansk de tiñó de amarillo, supongo que de rojo también, pero hasta nosotros solo llegaban imágenes de nuestra gente. A medida que unos se desplazaban hacia el Arena Gdansk, otros lo hacían hacia los bares, peñas, casas de amigos o simplemente a sus hogares, para hacer equilibrios sobre la delgada línea que separa el disfrute del sufrimiento. Por una parte es un orgullo y disfrutamos con ello, ver a nuestro equipo enfrentarse con el Manchester United, por otra parte, se sufre al ver que toda la ilusión puede derrumbarse como un castillo de naipes con la derrota en el partido. Es una opción que no puede dejar de barajarse, pues uno de los dos debe ganar y por consiguiente uno de los dos debe perder. Uno de los dos contará una contienda ilusionante y el otro como sufrida.
Pero, como dicen, el fútbol nos debía una, desde el fallido penalti contra el Arsenal, y era la hora de cobrarla.
Si el partido se jugó más en el área del Villarreal que en la del Manchester, debido al juego de fuerza que desplegaban los ingleses, que no daban opción al juego de toque que pretendía el Villarreal, fue este quién golpeó primero. El gol de Gerard Moreno que retumbó al unísono en todo el pueblo como si de una enorme garganta se tratara, no hizo más que espolear aun más a un equipo al que aun le quedaban muchas fuerzas por quemar, pero nuestro equipo se defendió con uñas y dientes para llegar al final de la primera parte con ventaja en el marcador. Pero era cuestión de minutos que en la segunda parte llegara su gol. A nadie le interesaba la prórroga, ambos querían marcar, pero esta más cerca el segundo del Manchester que el nuestro, aunque el Villarreal también iba teniendo sus ocasiones. Así, a medida que se iban acercando los minutos finales, y las fuerzas inglesas fueron mermando, comenzó a imponerse el juego más pausado, de más control del Submarino Amarillo, pero sin lograr el objetivo del gol. La prórroga era inevitable, y así, los amarillos se hicieron dueños del balón y equilibraron las estadísticas, pero no hubo más goles.
No había más remedio que jugarse el trofeo a los penaltis, y ¿No querías goles? 21 goles más se marcaron es este lance del partido. Por el Villarreal marcaron todos los jugadores que habían quedado en el campo, después de los cambios realizados, algunos de ellos mirando ya esta posibilidad. Por parte del Manchester, un penalti fallado les apeó de la competición.
Imagen sacada de Mundo Deportivo |
Las gentes salieron a la calle, e intentaron congregarse en la Plaza Mayor, y creo que, en mayor medida, en la plaza del Labrador, junto al campo de fútbol El Marigal, Ahora denominado ‘De la Cerámica’, pero las horas que eran y lo poco que faltaba para el toque de queda establecido por la pandemia, aconsejaba no salir, o volver inmediatamente, por lo que la celebración se dejó para el día siguiente, cuando los jugadores y cuerpo técnico ofrecieron la copa a la afición, paseándola en un autobús descapotable por el centro de la ciudad.
Las medidas covid impidieron realizar paradas, a fin de que no se crearan aglomeraciones de personas, pero a pesar de todo, los más jóvenes, que iban siguiendo la rua, hacían que en el lugar en que se encontraba en cada momento, hubiera mucha más gente de la deseada. Esperemos que esto no empañe la celebración en forma de rebrotes de la enfermedad.
En cualquier caso, la fiesta fue memorable y seguro que las gentes del pueblo tardaremos en olvidarla, si es que en algún momento lo hacemos.
Ahora, una ves enfriados los ánimos de esta gesta, hay que ir pensando en la siguiente, que nos enfrentará el próximo 11 de agosto, en el estadio Windsor Park de Belfast, al Chelsea y que, por supuesto, también vamos a ganar.
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