En un momento en que esta festividad se presta al chiste fácil en relación a nuestra monarquía salpicada por el escándalo de uno de sus miembros, no quisiera dejarme llevar por la desilusión de estos hechos, sino más bien volver a ilusionarme con la magia que la Juventud Antoniana aporta a toda la gente de buena voluntad.
Bien es cierto que vivimos momentos difíciles; la pérdida de muchos de nuestros valores tradicionales, despreciados por una juventud a la que no hemos sabido o no hemos podido educar; la pacífica pero imparable invasión de otras culturas contra la que poco o nada podemos hacer debido a la globalización; la depreciación de las economías occidentales, inundadas de productos asiáticos mucho más económicos; y por si fuera poco la perdurabilidad de una crisis económica a la que sigue sir vérsele el final, generada en principio por una bonanza económica que indujo a un consumismo desmedido que impulso los incrementos de precios. Unas clases dirigentes, y no me refiero únicamente a políticos, que se han enriquecido a costa de una sociedad trabajadora, que mientras las cosas les han ido bien no se ha querido manifestar en contra por aquello de “ande yo caliente y ríase la gente” , pero que ahora que han cambiado las tornas se encuentran con que no pueden llegar a fin de mes.
También es cierto que las sociedades acomodadas, como es nuestro caso, pierden la capacidad de lucha, la creatividad y la inventiva por lo que cualquier contratiempo les afecta de un modo mucho mayor que a las sociedades en periodos de crecimiento que son capaces de modificar sus conductas más ágilmente para adaptarse a las nuevas circunstancias.
Por todo ello, es momento de dirigirse con humildad a SS.MM. los Reyes Magos, para pedirles que infundan en nuestros corazones el carácter suficiente para volver a nuestras raíces, sin avergonzarnos de ellas, que recuperemos el respeto a nuestros mayores, a nuestros educadores, a nuestros dirigentes, para que cada uno de ellos, desde este respeto, realicen con honradez las tareas que le son propias, sin ahorrar esfuerzos y sin aprovecharse de sus cargos. Que nos den las fuerzas suficientes, para desde la compasión y la caridad hacia los más desfavorecidos, sepamos imponer y mantener nuestras costumbre en los espacios que nos son propios y respetar las de los demás en sus lugares de origen. Que nos iluminen para encontrar las fórmulas que compensen las diferencias económicas sin perjudicar a nadie, sin impedir el crecimiento de unas sociedades ni hundir en la miseria a otras. Que la redistribución de las riquezas sea un hecho, para que cada cual, en su lugar de origen pueda crecer como persona y llevar una vida digna, que los viajes sean de placer y con billete de vuelta, no por necesidad y para quedarse en países donde la acogida no siempre es buena, lo que impediría los enfrentamientos interculturales.
En resume, y como todos sabemos que los Reyes también tienen mermadas sus facultades, ayudémosles un poco y seamos nosotros mismos los que nos procuremos todo lo que nuestra ilusión nos reclama. Luchemos por un mundo mejor y aportemos cada cual nuestro granito de arena. Seguro que somos capaces de reconstruir nuestra sociedad y dejarla como herencia a las generaciones venideras.
Sed buenos...
2 comentarios:
Esta muy bien el blog, no lo conocía hasta ahora, me pasaré más a menudo a leerlo. Aprovecho para felicitarte el 2012, un saludo!!
David, siempre es bien recibido un comentario en un blog, es señal de que alguien te ha elido, pero en este caso el comentario es mucho más valioso viniendo de ti (permite que te tutee), pero tengo que decirte, y no como devolución del cumplido, que el tuyo es mucho mejor.
Saludos.
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