Queridos Reyes Magos:
Este año, como se que seguís siendo buenos, y confiando más en vuestra bondad que en la mía, basándome en el tópico de “Salud, Dinero y Amor”, me atrevo a pediros para todo Villarreal:
Mucha salud. Que las enfermedades no mermen nuestras capacidades para afrontar los problemas que nos acechan.
Salud personal. Que todos nuestros órganos funcionen correctamente, y no tengamos ningún dolor, signo inequívoco de alteración física.
Salud social, que los órganos sociales actúen de acuerdo con la finalidad para la que fueron creados. Los órganos legislativos que redacten leyes justas, que protejan la vida de las personas (incluso a los nonatos) y sus derechos fundamentales. Los órganos judiciales, que interpreten estas leyes según el espíritu con que fueron redactadas y para todas las personas igual, no según la persona a la que se juzga. Los órganos ejecutivos, que hagan cumplir las leyes y las sentencias, de un modo objetivo, que sean severos en sus funciones, pero que no se tomen la justicia por su mano y se pasen con ella.
Las personas en general, que recuerden los valores morales con que siempre nos han educado y que sepan transmitirlos a las generaciones posteriores, para que se acabe la violencia de cualquier tipo, el odio y el rencor. Que prime el respeto entre las personas sea cual sea su credo y religión, su orientación sexual o sus ideas políticas.
Que se acabe la tan traída y llevada “Crisis”. Que el Gobierno sea capaz de dictar instrucciones que permitan la recuperación económica, que la iniciativa pública tenga la suficiente lucidez para idear nuevas formas y procedimientos industriales que permitan ganar el suficiente dinero a los empresarios como para que les resulte interesante la creación de empleo. Que las economías domésticas consigan que alguno de sus miembros trabaje, con un sueldo suficiente para el mantenimiento de la misma. Que la solidaridad entre las personas supla todos aquellos casos en que no se puedan cumplir las primeras expectativas.
Que el amor se diferencie claramente del sexo y que se generalice entre todo el mundo. Que sea el motor del mundo, en lugar del interés. Que las personas que más tienen, de lo que sea, se apiaden de las que menos tienen y les ayuden en su consecución, y no me refiero únicamente a medios materiales, sino también a sentimientos, en especial a la felicidad, que para mi es el bien más preciado. Hay personas muy felices con poco, incluso con poca salud, en cambio hay personas que lo tienen todo y son unos pobres desgraciados. En estos casos son los primeros los que deben ayudar a estos a ser felices.
Espero que además de lo que yo os pido, escuchéis también a todos los villarrealenses de buena voluntad que seguro que os piden cosas buenas para toda la humanidad.
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