La vida, al menos la mía, pasó
una primera etapa de niñez y juventud, más o menos hasta que comencé a trabajar
en la que raro era el día que se parecía en algo al anterior, incluso en la
época de estudiante, en que todos los días repetíamos lo mismo (levantarnos, ir
a clase, salir de clase estudiar,...), los contenidos eran diferentes y te
obligabas a un pequeño esfuerzo diario de asimilación, que hacia que los días
parecían distintos.
Conocer nuevos amigos,
chicas,..., comenzar a salir con ellas, descubrir la sexualidad,..., conducir
una motocicleta, el coche,... ,
La vida tenía diferentes ritmos,
y se hacía larga, eterna, parecía que nunca iba a terminar.
Con la vida laboral, la rutina se
hace más evidente, sobre todo cuando te acomodas en un departamento que, más o
menos, dominas y pierdes el ansia por aprender cosas nuevas. Por suerte a mi
eso no me ha pasado, pues tuve la suerte de encaminarme, dentro de la banca,
hacia el mundillo de la informática y aquí si te paras estás perdido.
Pero así y todo, hay una serie de
tareas que se repiten como el tic-tac de un reloj (las declaraciones mensuales
de los diferentes modelos de hacienda, el preparar las nóminas, el cuadre de
las diferentes cuentas contables), que te marcan el tempo y lo aceleran de un
modo vertiginoso.
Cuando te das cuenta, un día lees
en los periódicos que la banca esta prejubilando a sus empleados mayores de 55
años, y uno que aun se siente joven, con ganas de aprender y con mucho sueños
por cumplir se da cuenta de que dentro de doce días cumple los 55.
Echo la vista atrás y parece que
fue ayer cuando comencé a trabajar, aprendiendo lo que era un reintegro y una
imposición, ocupando un puesto en el mostrado de la principal entidad bancaria
de nuestra ciudad e intentando hacer las cosas tan bien como el que más.
Después de pasar por diversos departamentos, creo que todos los que había la
entidad; después de muchas alegrías y de algunos disgustos, veo que la rutina
me ha robado el tiempo.
De vez en cuando, un viaje, unas
cortas vacaciones, me han permitido salir de la rutinaria espiral que nos
engulle, y he notado como si el tiempo se hubiera detenido, como si esos pocos
días de vacaciones, o ese fin de semana diferente hubieran durado más que una
de las repetitivas semanas.
Por ello, me ilusiono con esto de
la jubilación anticipada; no se si me tocará, si el gobierno lo aceptará, pero
si es así, bienvenida sea.
En lo que a mi concierne, pienso
en seguir estudiando y manteniéndome al día en los temas de informática que me
gustan, pienso en seguir saliendo en bicicleta con los amigos, almorzar en los
pueblos de la provincia, pasear por Villarreal y mantener esta página web, con
la ayuda de todos vosotros, y sobre todo salir de la rutina para alargar los
años que Dios quiera darme de vida y disfrutarlos al máximo.
Disfrutad vosotros también antes de que veáis el final tan cerca que os
sea imposible
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