El camino de la Ermita, muy transitado diariamente por las personas que habitan en la zona, las que se desplazan a sus quehaceres agrícolas, y los que simplemente pasean o corren por deporte; se ve estos días invadido por la gran multitud de personas que con motivo de la festividad de Todos los Santos, visitan a sus familiares difuntos.
La fiesta de Todos los Santos fue instaurada por Urbano IV para conmemorar a todos los santos de la iglesia católica que no tenían un día asignado en el calendario litúrgico.
Su fecha, como todos sabemos, el día 1 de noviembre, precede al día de los Fieles Difuntos (2 de Noviembre), o día de Ánimas, que antiguamente también era festivo. Este era el día en que tradicionalmente se visitaba a los difuntos, pero con la eliminación de esta festividad, que no de su conmemoración, los católicos adelantan la visita al día 1.
Nuestro cementerio, se convierte en un jardín perfumado por las incontables flores que se depositan ante los nichos, si bien cada vez es más frecuente que los ramos sean artificiales, debido entres otras cosas al precio de los naturales y a su menor durabilidad, ya que si bien el día de la visita es el día 1, la mayoría de las familias adecenta y adorna las lápidas con antelación, y los ramos naturales pueden no llegar en las mejores condiciones al día de festividad.
En España, la tradición litúrgica, suele estar acompañada por tradiciones culinarias y artísticas, en forma de representaciones teatrales, que era la forma que antiguamente tenían las personas de reunirse para celebrar algo, (en misa, comiendo o en algún espectáculo).
Respecto a las tradiciones culinarias, es típico de estas fechas los dulces elaborados a base de almendra, como los huesos de santo.
En lo que al teatro se refiere, la obra de Zorrilla “Don Juan Tenorio” se lleva la palma; aunque en nuestra ciudad estas tradiciones no están arraigadas.
En contraposición a lo que estamos comentando se encuentra la festividad de Halloween, importada de los países anglosajones , en donde se celebra el 31 de octubre. Parece ser que tiene unos orígenes celtas, en los que la asociación de muerte y brujas, ha culminado en una fiesta dedicada al miedo y los disfraces.
El caso es que la fuerza con que atrae a nuestra juventud toda la cultura norteamericana, está derivando en abandono de nuestras tradiciones para adoptar las extranjeras, quizá mucho más divertidas.
Pero la vida sigue, y las tradiciones son las que son, por lo que la muerte y desaparición de unas en beneficio de otras tiene su ciclo, y , aunque nos duela, poco se puede hacer para detenerlo.
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