La muerte de uno de los toros, acaecida durante una pelea
entre ellos, antes de iniciarse el primer encierro de las fiestas de San
Pascual, reabre el eterno debate sobre la celebración de espectáculos taurinos,
en cualquiera de sus facetas.
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Foto subida a Facebook por Carlos Amiguet |
Las redes sociales, sobre todo Facebook, han permitido tanto
a los defensores como a los detractores mostrar sus posturas y, evidentemente,
no se llega a ninguna conclusión que satisfaga ambas partes.
Yo ya me posicioné en su día (http://plazamayorvillarreal.blogspot.com.es/2011/05/fiestas-con-toros.html), por lo que a nadie le sorprenderá que vuelva a defender al animal.
Por una parte unos intentan convencer a los otros de la
barbaridad que supone hacer sufrir a estos nobles animales hasta la muerte,
para regocijo de unas personas. El sufrimiento de un ser vivo nunca debería
suponer un disfrute para otro, y menos cuando este otro se considera
inteligente y sabe y comprende el dolor del otro.
- Quién no quiera verlo que no vaya.
¿Acaso creen que lo que no se ve no ocurre?. Los pobres
toros sufren lo mismo, lo vean los antitaurinos o no lo vean. Aquello de “Ojos
que no ven corazón que no siente” no sirve para estos casos.
- Que la raza de toros bravos no tiene sentido ni existiría si
no fuera por la Fiesta.
Yo no se si existirían o no, pero en cualquier caso, maldita
la gracia que tiene el hecho de existir para eso.
- Que los toros en el campo también se matan entre ellos.
También las personas nos matamos entre nosotros y eso o no
lo convierte en un acto normal, bueno y justificable.
- Si no nos gusta la carne de toro.
Si que nos gusta, y la de cerdo, la de pollo, cordero....
pero ello tampoco justifica la muerte cruenta y violenta de estos animales, aun
cuando soy consiente de que se sigue practicando, no implica que la apruebe.
También en estos casos deberían sacrificarse con las garantías necesarias para
que el animal no sufriera.
El cualquier caso, el debate sigue abierto y lo que si me
voy dando cuenta es de que cada vez son más las personas que abogan por el
final de la fiesta taurina, o al menos son más las que se atreven a
manifestarlo abiertamente.
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