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domingo, 11 de mayo de 2014

Una anécdota con el agente de la policía local 624.

Me gustaría haceros partícipes de lo que no quiero considerar más que como una simple anécdota, pero que hubiera podido terminar en un pleito en los juzgado si yo hubiera sido tan orgulloso como el agente 624 de la policía local.

El caso es que por circunstancias he pasado el día fuera. Al volver a casa, como siempre y porque no tengo más remedio, ya que es por el único sitio por el que puedo acceder en coche a la Plaza Mayor desde que pusieron los bolardos, me dirijo a la misma por la calle Burriana, siendo la hora que era no me extraño que estuviera la entrada cortada por el paso de la cabalgata de fiestas, así que aparqué el coche en un vado, ya que era el único sitio que por allí estaba vació. Para no perjudicar al titular del mismo, por si necesitaba salir, yo me quedé en el coche y mi familia se acercó a ver lo que quedaba por pasar de la cabalgata.

Una vez finalizada la misma, y coincidiendo con que el titular de vado se disponía a sacar su vehículo, me aparté, como es mi obligación, y me incorporé al tráfico. 

Me acerqué a la valla, donde estaba el susodicho agente, y le expliqué que vivo en la plaza y que una vez terminada la cabalgata quería entrar, que no iba a incorporarme a la avenida siguiendo a la cabalgata. El agente me dice que no, que no puedo pasar que hay mucha gente aun, yo lo entiendo y dado que estaba obstaculizando el paso de otros vehículos, le digo al agente que me pondría en un lado detrás de la valla parado y esperaría hasta que él me diera autorización para seguir, es decir 5 metros más adelante de donde estaba, a lo que el agente me dice que no, que circule y que vuelva dentro de cinco minutos, ya mosqueado le insisto en aparcar el coche donde yo proponía, sin ningún peligro ni para peatones ni por supuesto para la circulación, y así no quemaba gasolina en balde. Me dice que no que circule, a todo esto la tensión ya iba en aumento, pero como soy persona bastante calmada, decido irme.

Doy una vuelta y tras algo más de 5 minutos después vuelvo, esta vez por el Paseo de la Estación. Me paro antes de acceder a la calle Burriana y le hago señales de luces para que abra la barrera, a lo que vuelve a indicarme que circule. A todo esto llega un coche por detrás y para no obstaculizar el paso, me acerco al bordillo y le indico al vehículo de detrás que pase. El conductor hace una pequeña maniobra y me adelanta, pero el policía se acerca y me pide que me vaya, le insisto en aparcar en un lado detrás de la valla, para no consumir combustible y vuelve a negarse. 

Con los ánimos más exaltados, le digo que por qué no puedo ponerme allí, y él me responde con cierta chulería que 'porque los dice él', a esto le digo que él está para servir a los ciudadanos, no para ponernos pegas y le digo que 'que huevos tiene' de hacerme dar vueltas por el pueblo pudiendo estár allí parado sin molestar a nadie. Tras algo más de discusión en la que le vuelvo a decir que 'que huevos' me amenaza con llevarme a juicio si se lo vuelvo a decir. 

Por supuesto no me dió miedo la amenaza, pero sí que pensé en los quebraderos de cabeza que me podía traer el tema, así que me fui y me busqué la vida para acceder a mi casa evitándole a él, aunque para ello tuviera que infringir alguna norma de tráfico.

Esto no quiere decir que todos los agentes sean igual. Me he encontrado en otras ocasiones con otros cuya amabilidad les honra y que les he visto realmente interesados en ayudarme cuando de llegar a mi casa se ha tratado, por supuesto sin incumplir las ordenes recibidas de sus superiores, cosa que en ningún momento le he pedido que hiciera este.

En fin, que cada uno juzgue.

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